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Ahimsa es vida

jueves, 17 de mayo de 2018

Estrellas de nácar


Estrellas de nácar que cabalgan por el cielo, iluminando las sombras aquí abajo,  mirando con desconsuelo y amargura la matanza entre hermanos.

Estrellas de nácar que absorben las nieblas de las sombras de los que cabalgan por las tinieblas cuando se dirigen al campo de batalla, donde solo se ven cuerpos destrozados, se oyen gritos de terror que algunas sombras  rematan sin compasión.  

Las sombras de las tinieblas cabalgan de noche, ebrios de violencia porque han masacrado a inocentes, pero al amanecer, los implacables rayos del sol escenifican un espejismo –las huestes llegan a  casa y ven con horror el mismo escenario que ellos dejaron: huesos esparcidos de sus hijos, mujeres, padres y amigos, aquí no hay gritos de dolor porque también fueron ahogados sin compasión. Las sombras aúllan su dolor y odio, jurando venganza-.

Estrellas de nácar que absorben la oscuridad de los sueños y hacen sentir a los verdugos el miedo y la cobardía que esconden en su fuerza bruta y viles espadas. Verdugos que beben con sangre de inocentes la victoria, ignorando que su guerra acaba de empezar y dejará una huella incapaz de borrar. Los que ellos mataron eran los hijos de estos que ahora se cobran su venganza. Ellos también lloraron a sus seres queridos, ¡cuántas vidas se han perdido!

Las sombras de la violencia se visten con frías armaduras porque han enterrado su corazón, pero han olvidado que la chispa del amor que todos llevamos en el corazón jamás se apaga y prenderá de nuevo cuando estén preparados para amar y no odiar, para respetar y no despreciar.

Las estrellas de nácar volverán a visitar en sueños a los jinetes que juraron vendetta y les ayudarán a comprender que la violencia, la venganza, el odio, son un boomerang que toca a todos, tanto al que lo lanza como al que lo recibe.

“Después de mucho cabalgar sin rumbo, dolidos en sus almas y  cansados por los implacables rayos del sol que les hacen sentir que no hay sosiego en la vendetta,  los dos bandos de las frías armaduras se encontraron, solo se veía el odio en sus ojos y se sentía la violencia en sus manos. El aire les trajo llantos y voces de sus familiares pidiendo paz para poder ellos descansar, pero antes, los dos bandos deberían firmar la paz, solo así sus muertes podrían servir de lección.

Los dos bandos se miraron y por primera vez, vieron que todos eran  seres humanos. En sus ojos nació una chispa y en su corazón una alegre melodía, el perdón. Juntos buscaron un lugar donde descansar sus cansadas almas y enterrar para siempre sus armas y vivir entre hermanos”.

Durante la noche algunas aves salieron para dar una serenata a las estrellas de nácar hasta que la luz las escondió y los rayos del sol calentaron de nuevo el corazón de los cansados guerreros que descubrieron  que el espejismo de la violencia que vivieron solo era un mal sueño en el que aprendieron que el  verdugo del odio no existe si en el corazón la chispa del amor ha prendido para siempre jamás.

Una estrella brillante en el cielo les confirmará que los sueños son enseñanzas para aprender a vivir y no a matar.
                                                          (Imagen de google)

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